Cuando hablamos en términos primarios, donde la supervivencia se basa en la comida carnívora, a la presa sólo le quedan dos salidas: la lucha o la huida. Siempre escoge la huída (que no tiene nada que ver con la cobardía, aunque muchos humanos lo interpretemos así); si no tiene escapatoria no le queda más remedio que luchar. Pero gracias a la vida social de muchos animales; pongamos por ejemplo: la jerarquía en una jauría de lobos, surge otra opción: LA RENDICIÓN. La rendición, se puede considerar una pérdida en la lucha, donde el perdedor no pierde la vida. Esto conlleva a una mayor supervivencia de la especie. El derrotado sigue perteneciendo a la sociedad, y la comunidad no pierde a uno de sus miembros que en un futuro puede ser útil en la defensa del grupo. En este caso, la lucha no es por comida sino para conseguir mayor estatus en el grupo. La base sigue siendo la lucha por la supervivencia, pero la pérdida de vida es simbólica. En el caso humano esta rendición ha pasado a ser ACEPTACIÓN. En muchas luchas dialécticas, observamos como dos oradores enfrentados luchan por tener la razón, y sólo tienen en mente el salir victoriosos. Por ello, se puede llegar a calumniar, insultar e incluso mentir. Son luchas ancestrales como comento al principio. Pero ya va siendo hora, que en muchas discusiones se contemple el término rendición; en la cual el orador vencido comprende que sus argumentos no son aplicables al momento en que los presenta. Se rinde; es decir, acepta que esos argumentos pueden ser válidos en un futuro o que contienen errores que hay que corregir. Ante una sociedad competitiva esta actitud no es de las más valoradas. Pero cuando vamos conociendo a personas respetables que nos parece que todo le ha ido bien en la vida; y sabemos que su camino no ha sido siempre de “color de rosas”; comprendemos que la vida está llena de aciertos y errores y que una buena opción es aprender de los errores. Terminemos con un poco de humor: Dos amigos se encuentran en la calle y uno le pregunta al otro: -¿Tú no haces footing? -No, porque el correr es de cobardes.